Refugiado bajo el velo de la noche
nuestros cuerpos desnudos se entrelazan,
Al brillo seductor de la luna llena
perpetuo en el silencio, silencio
que lleva a descubrir y sentir,
En la tempestad, bebiendo de nuestras almas
salvo tu y yo únicamente
Entregados en lascivia, velando la tempestad
Alzándonos en los mismos umbrales de la vida
Segundo a segundo en la cruz de la verdad
Deja que el viento murmure
sobre las flores perfectas
Sobre las rosas negras delirantes,
nuestro mundo arderá
bajo la luna radiante y sensual
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